Blancaflor, una joven que vivía debajo de un puente, fue descubierta por un grupo de enanos que la llevaron a su castillo para que cocinara y limpiara, ahorrándoles trabajo. Un enano llamado Gruñón pensó que sería bueno tener a alguien que hiciera estas tareas. Otro enano mudito se puso muy contento con la noticia y su corazón empezó a latir fuertemente.